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 ALTAS CAPACIDADES

 

Por: Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo clínico de niños y adolescentes

A mi consulta llegó una referencia que leía: “necesitamos conocer el C.I. de la menor para admitir su ingreso a primer grado”.

Entrevistando a los padres, me percato que la niña cumple en noviembre la edad requerida para el primer grado (6 años) por nuestro sistema educativo. Con base en los estatutos del Ministerio de Educación, los niños deben cumplir la edad requerida antes del primer día de clases (finales de febrero o inicios de marzo);  algunos colegios les dan un rango de días o meses después del inicio del año escolar.

Últimamente he notado mucho interés de los padres en asegurar que sus niños son “superdotados”, o sea, dentro de las altas capacidades intelectuales.  La verdad es que los familiares deben comprender que sencillamente todos los niños son diferentes y especiales.

Desde que Lewis Terman  aplicó la Escala de Inteligencia Stanford- Binet en los Estados Unidos alrededor de 1916, se le atribuye como pionero en la investigación de los superdotados, manifestando que eran individuos con un C.I. mayor de 130. Actualmente se utiliza el término “altas capacidades intelectuales” o sencillamente “altas capacidades”. Monterde Mainar en su libro “Los alumnos superdotados” aclara algunos conceptos que por ser de interés, les comparto:

El superdotado posee un nivel de rendimiento intelectual superior al resto del grupo de su edad y aprende con facilidad cualquier materia.

El talentoso posee una habilidad excepcional en un área o áreas concretas. Se caracteriza por su competencia específica y es la misma la que lo hace sobresalir en la escuela.

El precoz se caracteriza por ser prematuro para lograr una habilidad o aptitud concreta a diferencia de los otros.

DENTRO DE LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS NIÑOS CON ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES, TENEMOS:

  • Desarrollan habilidades de manera precoz, es decir pueden realizar actividades superiores en comparación con el resto del grupo de su edad.
  • Poseen buen ritmo de aprendizaje, es decir, aprenden muy rápido.
  • Se distinguen por ser curiosos, activos y dentro del aula de clases preguntan constantemente.
  • Sus intereses son muy variados, al mostrar interés en un área, se dedican con mucha motivación y esfuerzo a investigar y adquirir información, para conocer más.
  • Su lenguaje expresivo y comprensivo es bueno, pueden entender ideas abstractas con facilidad.
  • Son muy observadores, creativos y/u originales.
  • Manifiestan habilidades superiores para el razonamiento, comprensión y sobre todo en las operaciones de pensamiento.
  • Pueden ser impulsivos e inquietos cuando quieren expresar su punto de vista o cuestionamiento en clases.
  • Suelen ser detallistas, perfeccionistas e involucrarse con mucha motivación en las actividades que les interesa.
  • Tienden a escoger amistades de más edad o interactuar con adultos.
  • Pueden adaptarse fácilmente al entorno, pero cuando perciben que son etiquetados, podrían presentar dificultades en las habilidades sociales.

ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES EN EL AMBIENTE ESCOLAR

Los padres con hijos con altas capacidades intelectuales, muchas veces desean que su hijo se adelante de grado. Anteriormente en nuestro país, un estudiante con un excelente rendimiento académico, realizaba el famoso “salto” de grado, pero actualmente, los estudios indican que los niños necesitan estar con su grupo de edad, para desarrollar sus habilidades sociales y emociones.

Los estudiantes con altas capacidades intelectuales son parte de la diversidad, por ello, quienes estamos a favor de ella, como profesionales, debemos realizar las “adecuaciones curriculares” para aprovechar al máximo sus destrezas y habilidades.

Cuando inicié mi práctica privada recomendaba que pudieran ser apoyo de los docentes, ya que con sus capacidades y habilidades de comprensión, podrían apoyar a otros estudiantes. Pero luego, algunos regresaban a mi consulta manifestando: “el maestro cree que yo soy otro maestro”. Hago la aclaración de que pueden ser un apoyo en la clase, pero no un docente más, ni ser utilizados como secretarios constantes dentro del proceso de enseñanza- aprendizaje.

Los estudiantes con altas capacidades intelectuales, tienen muchas habilidades que necesitamos conocer tempranamente con las evaluaciones psicológicas y académicas necesarias, para poder atender la diversidad de sus habilidades.  Etiquetarlos puede hacer que ellos se sientan incómodos en la escuela y muestren conductas poco adecuadas. Recordemos que los niños no necesitan etiquetas y no son soldaditos que deben estar solamente sentados en una silla dentro del salón de clases para lograr aprender. Cada estudiante tiene su propio ritmo de aprendizaje y como profesionales debemos conocerlos, para brindarles la atención individualizada que necesitan. Además hay que tener siempre presente que, “los niños sencillamente son niños”.[1]

[1] http://psicdv.com/altas-capacidades-intelectuales/#sthash.xGyUVpn0.dpuf

¿Cómo saber si mi hijo sufre trastornos de aprendizaje?

Fuentewww.guiainfantil.com

Muchos padres se preguntan, ¿cómo saber si mi hijo tiene dificultad de aprendizaje?  Los padres debemos estar atentos a algunas señales de alerta que pueden hacernos  sospechar que nuestros hijos tienen algún tipo de problema de aprendizaje. Veamos qué hacer para corregirlos.

Cuando un niño empieza a traer malos resultados del colegio, los resultados no siempre tienen que estar asociados con su comportamiento o con que el niño sea distraído o despistado. A veces es un síntoma de que presenta algún problema de aprendizaje como la dislexia, la discalculia (dificultades en las matemáticas o cálculos) o la disgrafía.

Lo esencial en estos casos es detectar cuanto antes si el bajo rendimiento escolar es consecuencia de algún problema mayor, tal como un trastorno de aprendizaje.

A qué señales debemos estar atentos:

  • Si su hijo abusa de contar con los dedos, ayúdale a que haga el cálculo mental haciendo que calcule, por ejemplo, el vuelto de la compra en la tiendita o el supermercado. Si con el tiempo no mejora y, además, confunde los signos matemáticos, es probable que tenga un problema como la discalculia (dificultad para aprender los principios del cálculo originada por un problema cerebral que dificulta el uso del sistema simbólico).
  • Si su niño tiene problemas para deletrear palabras, póngalo a prueba pidiéndole que deletree palabras de ocho (8) letras, luego de siete (7) y así sucesivamente. Si observa que le cuesta en exceso deletrear, que confunde determinadas letras al leer y que no se atreve a leer en voz alta, es posible que se trate de un trastorno de dislexia.
  • Si su hijo no le hace caso y repite constantemente una actitud, aunque usted ya le haya regañado y corregido por ella, estos pueden ser indicadores de un trastorno del aprendizaje que muchas veces son propios de un diagnostico diferencial con TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad).  Por eso es importante acudir a un especialista para abordar el caso del niño de forma multidisciplinar y ayudarle a controlar sus impulsos.
  • Si a su hijo le cuesta concentrarse en una tarea y no piensa antes de actuar, es posible que sea un caso de TDAH o trastorno de aprendizaje. De nuevo, lo mejor es que usted lo lleve a un especialista para manejar el caso de manera adecuada y sobre todo conocer el apoyo que como padres debemos realizar, por ejemplo: ayudarlos en las tareas, buscar un tutor, recordarle entregar los trabajos, entre otros.
  • Antes de que el niño haya cumplido los ocho (8) años, todavía está aprendiendo a leer y escribir, así que lo que puede parecerle probable síntoma de dislexia o disgrafía, no debe preocuparle; es normal que leer y escribir le cueste. El niño de menos de 8 años aún está aprendiendo a leer y escribir y es normal que le cueste. Sin embargo, si usted observa que se hace mayor y sigue confundiendo letras y números, es probable que entonces sí que padezca alguno de estos trastornos.

Los trastornos del aprendizaje escolar constituyen un conjunto de problemas que interfieren significativamente con el rendimiento en la escuela, dificultando el adecuado progreso del estudiante y la consecución de las metas marcadas en los distintos planes educativos.

Estos trastornos surgen de alteraciones de los procesos cognoscitivos y son mucho más frecuentes en niños que en niñas. Los más habituales son los que hacen referencia a la adquisición de la lectura (dislexia), a la escritura o al cálculo.

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) especifica que el diagnóstico debe ser hecho por un profesional y que para efectuar el diagnostico deben existir déficits específicos del rendimiento escolar, siempre que éstos no sean consecuencia de problemas neurológicos importantes, discapacidad visual o auditiva sin corregir, retraso mental o alteraciones emocionales.

 

Trastorno del desarrollo intelectual, antes llamado retraso mental

Por Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo Clínico de niños y adolescentes

Sentado en la sala de espera de un colegio, escucho esta conversación:

Secretaria: “ese niño es como medio retrasado”.

Maestra: “el psicólogo dijo que su inteligencia es baja, además en el salón no hace nada; ni copia”.

Secretaria: “es que se nota”.

Idiotismo, oligofrénicos, bruto, lento aprendizaje, son algunas de las etiquetas que se han utilizado a través de los años para describir a los niños con esta particularidad. En la versión anterior del Manual de Diagnósticos Estadísticos de los Trastornos Mentales texto revisado, se utilizaba el término “Retraso Mental”. En la versión 5 del mismo Manual, a partir del 2013, se denomina “discapacidad intelectual” o “trastorno del desarrollo intelectual”.

“Recordemos: un niño es más que un coeficiente intelectual”.

Las versiones anteriores de este manual y la actualizada, detallan claramente que para poder diagnosticar a un niño, adolescente o adulto con discapacidad intelectual, debe cumplir con tres criterios indispensables:

  • Dificultad en la capacidad de razonamiento, resolución de problemas, juicio, entre otras funciones intelectuales, argumentadas por una evaluación clínica y examen de inteligencia.
  • En ocasiones, se les hace difícil cumplir con los parámetros sociales, culturales para la autonomía personal y responsabilidad social.
  • Estas deficiencias inician durante el desarrollo.

Escala de gravedad de la discapacidad intelectual:

  • Leve: poseen un coeficiente intelectual de 69 a 50. En la edad escolar se observan dificultades en el aprendizaje de aptitudes académicas relativas a la lecto-escritura y matemática. Pueden ser tercos como forma de reaccionar a su limitada capacidad de análisis y razonamiento. En algunos casos, se dejan llevar por la presión de grupo.
  • Moderado: el rango del coeficiente intelectual es de 49 a 35. Las dificultades se observan en comparación con otros chicos de su edad. El progreso de sus habilidades académicas se nota poco a poco. Presentan movimientos involuntarios de su cuerpo y pueden aparecer rabietas. Les gusta reclamar la atención y afectos de los adultos.
  • Grave: el coeficiente intelectual está dentro del intervalo de 34 a 20; presentan dificultades para comprender el lenguaje escrito y hablado; los padres y maestros deben proporcionar un grado de apoyo en la resolución de conflictos durante la vida cotidiana. En los aspectos conductuales presentan crisis de cóleras y por su falta de razonamiento, pueden llegar a autolesionarse.
  • Profundo: su coeficiente intelectual es menor de 20, sus habilidades implican el mundo físico más que procesos simbólicos, sus aprendizajes se basan más en el cuidado de sí mismo y desarrollo de habilidades. Son casos muy reducidos y por lo general son acompañados de otros trastornos o síndromes, en muchas ocasiones orgánicos.

Muchas son las investigaciones que se realizan para conocer las causas. Dentro de las más significativas podemos conocer: uso de drogas durante el embarazo, intentos de aborto, complicaciones durante el parto, baja alimentación, genéticas, entre otras.

¿Qué podemos hacer?

  • Brindarles estimulación temprana desde los primeros años.
  • Brindar las herramientas adecuadas, para que puedan integrarse a las normas sociales, culturales y morales.
  • El sistema educativo debe brindar el apoyo dentro del programa de necesidades educativas especiales y/o discapacidad.
  • Los tutores son una alternativa muy viable en este proceso.
  • Cursos o actividades de artes, música y bailes.
  • Los objetivos de los tratamientos se concentrarán en las áreas: motora, cognitiva, lenguaje y socio-personal.
  • Reforzar la convivencia y habilidades sociales.

Finalmente, el apoyo de los padres, madres y miembros de la dinámica familiar, es indispensable durante el desarrollo de estos niños y adolescentes. Así y con nuestra ayuda ellos podrán convivir con su ambiente social y asumir responsabilidades propias de la vida cotidiana; logrando el desarrollo de su autonomía, sus capacidades y habilidades personales, para una calidad de vida adecuada en su presente y futuro.

 

ARTÍCULOS:

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  4. Trastorno del desarrollo intelectual, antes llamado retraso mental
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