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Monthly Archives: junio 2018

El lado B del Bullying

 

Por: Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo clínico de niños y adolescentes- Psicopedagogo.

Hoy son muchos los artículos que tratan el tema del bullying (acoso escolar). Muchos hablan de las víctimas, de cómo ayudarlas y sobre todo, qué hacer para prevenir o enfrentar el bullying… pero, ¿dónde queda la historia del acosador? Si existe una víctima, hay un acosador que también necesita ayuda, porque seguramente es víctima de otro sistema. Este es el lado B de la historia que también necesita ser escuchada.

Es necesario quitarnos la venda y mirar más allá de la percibida maldad del acosador. Expresiones como, “ese niño es malo de nacimiento”, no contribuyen a resolver o aminorar el problema. El acosador necesita apoyo y terapia, no solo para él, sino muy probablemente también para su familia.

Como padres es más fácil reconocer cuando nuestro hijo es víctima que mirarlo como el agresor. El reconocer que nuestro hijo es el que intimida a sus compañeros no es fácil para ningún padre y conlleva una etapa de aceptación, para poder ayudarlo desde el entorno familiar.

Los acosadores consiguen ser líderes a costa de otros (las víctimas). En muchos casos, son admirados o temidos por otros niños y adolescentes. Los compañeros que siguen a los acosadores los apoyan fielmente, algunas veces para conseguir estatus en el colegio o sencillamente para evitar ser víctimas: “es más fácil estar del lado del que agrede, a que me agreda a mí”.

Muchas veces pensamos que el acosador es el más popular o el más sobresaliente del grupo, pero en ocasiones, el acosador es sutil, planea muy bien sus actos y puede guiar a los otros a discriminar a sus compañeros o mandar mensajes por internet, con fuerte contendido discriminatorio, para hacer sentir mal a la víctima o sencillamente para canalizar su situación de víctima en diferente circunstancia.

Es común que asumamos que los abusadores vienen de familias con violencia doméstica, sin embargo, también pueden provenir de un hogar permisivo, donde el niño(a) se acostumbró a ser el rey o reina, entonces cuando llega al centro educativo y no tiene la atención que recibe en su hogar, debe encontrar la manera de sobresalir y ganar atención a como dé lugar, sin importar el grado de afectación sobre los demás; es decir, como sea.

En la mayoría de los casos, el acosador es una víctima, solo que en otro entorno, tal como el barrio donde vive, su propia familia o equipos deportivos a los que pertenece, entre otros.  Por ello, es fundamental que los padres conozcan a sus hijos para que puedan guiarlos y orientarlos.

 ¿CÓMO RECONOCER SI MI HIJO(A) ES UN(A) ACOSADOR(A)?

 El acosador, usualmente:

  • No siente empatía por sus compañeros y al dialogar sobre el tema, se ríe o le parece gracioso.
  • No se responsabiliza por sus actos, manifiesta que no es el único que molesta y culpa a los otros, alegando que sencillamente “debe defenderse”.
  • Se muestra prepotente con sus hermanos y primos (no confundamos prepotencia con liderazgo). Durante los juegos se tiene que hacer lo que él dice, de lo contrario, puede ocasionar pleitos.
  • Lleva a casa cosas que no son suyas, sin argumentos confiables.
  • Disfruta maltratando a sus mascotas u otros animales.
  • Se refiere a sus compañeros con estereotipos o desvalorización.
  • Recibe frecuentes notas por parte del colegio, sobre peleas o riñas con sus compañeros.

El acosador ha aprendido que puede obtener éxito entre sus compañeros y sobresalir en la escuela por sus actos negativos; el humillar a otros le otorga confianza, dominio y control sobre los otros.

¿QUÉ PODEMOS HACER LOS PADRES SI NUESTRO HIJO(A) ES ACOSADOR(A)?

  • No minimizar el problema usando expresiones como, “son cosas de chicos”. Debemos asumir la responsabilidad y buscar asesoramiento.
  • Reevaluar los métodos de crianza dentro de la dinámica familiar, buscando los posibles estímulos que llevan a nuestro hijo(a) actuar de esa manera.
  • Repasar las reglas y valores de la familia, indicándole a los hijos que esos comportamientos no son aceptables. Recuerde que el castigo físico y los gritos son formas de violencia que solamente refuerzan la conducta que queremos corregir. No grite, ni use castigo físico. La clave es usar la comunicación asertiva que indica la forma correcta de comportarse.
  • Sea usted un modelo para su hijo (a) para que imitándole aprenda las habilidades sociales y la manera adecuada de interactuar con otras personas.
  • Enséñele a aceptar sus errores y las consecuencias de los mismos y en lo sucesivo, a aprender de los errores para hacer el cambio.
  • Refuerce y, siempre que sea posible, premie las conductas positivas y valore los intentos. De esta manera ayudará a su hijo(a) a aprender que puede sobresalir o conseguir éxito a través de comportamientos adecuados.
  • Mantenga la comunicación con los docentes y directivos del colegio; ellos pueden ayudarle a buscar alternativas de solución y sobre todo, actuarán como equipo de apoyo para mejorar la conducta.

Si como padres no implementamos medidas ante la conducta de nuestros hijos, será más difícil que logran desarrollar empatía durante su periodo de formación y en su vida futura puede involucrarse en actividades poco satisfactorias. Entonces, enseñemos a nuestros hijos valores, empatía, habilidades sociales y constituyámonos en el modelos para que ellos nos imiten. Recuerde que “El principio de la educación es predicar con el ejemplo” (Turgot).

Los invito visitar a conocer el fanspage (página web de seguidores) del movimiento Panamá Libre de Bullying, donde pueden conocer más información y recibir orientación sobre las medidas a proceder ante una situación de bullying o ciberbullying.

 

Trastorno de Aprendizaje Procedimental

 

Por Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo Clínico de niños y adolescentes- Psicopedagogo del IJA

Email: dvillarreal@ija.edu.pa

Cuando hablan parecen “adultitos”, su vocabulario es muy satisfactorio y prefieren cuestionar a los adultos, para aumentar su información, antes que explorar por ellos mismos el mundo que les rodea.

El Trastorno de aprendizaje procedimental (TAP) o Trastorno de aprendizaje no verbal (TANV) es poco conocido y los síntomas se confunden frecuentemente con los trastornos específicos del aprendizaje. La diferencia radica en que las habilidades verbales y la lectura se encuentran dentro de valores normalizados, además en la práctica psicopedagógica se confunde con dificultades en la comprensión lectora, escritura y bajo rendimiento académico. Al entrar al colegio es más notorio a partir del tercer grado de escolaridad.

En la clínica, otro factor que dificulta el diagnóstico es que no aparece en el manual de diagnósticos DSM-5 y CIE-10, aunque se puede ubicar en los trastornos motores y presenta características propias de un trastorno del desarrollo de la coordinación (DSM-5) o dispraxia del desarrollo (CIE-10. El Trastorno de Aprendizaje Procedimental va un poco más allá.

¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE APRENDIZAJE PROCEDIMENTAL, TAP?

El TAP es la dificultad en el aprendizaje perceptivo- motor, integración visoespacial y coordinación motora; es decir, problemas en adquirir y automatizar procedimientos motores y estrategias cognitivas de resolución de problemas situaciones imprevistas o nuevas. Estos niños, niñas y adolescentes presentan problemas en la memoria implícita que es la encargada de asociar las experiencias previas a la ejecución de nuevas tareas.

El TAP desde la mirada neurológica es un déficit funcional en las conexiones neuronales del hemisferio derecho, es decir en la integración de la información procedente de las áreas sensoriales y ofrecer una respuesta global.

¿CÓMO RECONOCERLO?

  • Son muy habladores pero con poco contenido, porque tienen un vocabulario extenso.
  • Su memoria auditiva es muy buena, pueden repetir mensajes escuchados de la radio, televisión y demás, pero con poca comprensión del significado.
  • Su lectura es adecuada, es decir leen con buen ritmo pero presentan dificultades en la comprensión.
  • En la escritura se observa buena ortografía.
  • En el lenguaje no verbal presentan una marcada dificultad.
  • Se le dificulta trabajar con imágenes, porque concentran su atención a los detalles aunque no son capaces de analizar el conjunto.
  • Tienen dificultades en las actividades de bailes, deportes, trabajos manuales y equilibrio.
  • En el área de las matemáticas presentan problemas y sobretodo en el pensamiento abstracto.
  • En la aritmética se evidencia la dificultad cuando leen un problema y no saben cuál operación deben utilizar para resolverlo.
  • Pueden presentar conflictos emocionales, porque no logran entender los conflictos que están pasando a su alrededor o no puede buscar una solución a una situación inesperada.
  • En algunos casos puede ser víctima de Bullying, ya que pueden ser vulnerables y susceptibles.
  • Prefieren la rutina o las situaciones que conocen, porque las pueden manejar mejor.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Lo primero que se sugiere es una evaluación integral centrada en las habilidades psicomotoras, estructuración espacial, visopercepción y habilidades sociales. Además de un diagnóstico de un especialista en neuropsicología, para conocer de manera precisa los pasos de un tratamiento o plan remedial.

 El hogar debe mantener comunicación constante con el centro educativo y estar pendiente de las adecuaciones curriculares que debe preparar el colegio.

  • Dar indicaciones de manera verbal y no asumir que el niño entiende nuestro lenguaje no verbal o gestual.
  • Estimular y desarrollar la comprensión verbal con pequeños cuentos y posteriormente preguntarle qué recuerda del mismo.
  • Ayudarles a identificar las frases importantes dentro de una lectura, además de apoyarlos en la elaboración de ensayos y redacciones.
  • Anticiparles lo cambios de actividades y explicarles lo que necesitamos que ellos hagan en ese momento.
  • Para el diagnóstico es importante la historia clínica y el desarrollo evolutivo del niño, niña y/o adolescente que presente características de un TAP. Además de la disposición de los padres en el apoyo a los docentes y al equipo interdisciplinario, para iniciar un tratamiento o plan remedial.

Tempo Cognitivo Lento #SCT

 

Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo Clínico de niños y adolescentes- Psicopedagogo

Email: info@psicdv.com

Redes sociales: @psicdv

La maestra de Pedrito la mayoría de los días manda notas indicando “el niño no termina de copiar”… Maestros pensemos un poquito más allá del panorama antes de entrar en materia ¿qué niño no quiere un precio por terminar de copiar la tarea?¿qué niño quiere distraerse y no prestar atención en el salón? o sencillamente ¿qué niño quiere que su maestra le mande recados a cada rato a sus padres? ¿Qué niño quiere que lo castiguen el fin de semana?… así podría seguir hasta que tratemos de sentarnos y entender a algunos niños con condiciones particulares, necesitan más comprensión de nuestra parte. Si, los niños con Sluggish Cognitive Tempo #SCT o en español Tempo Cognitivo Lento parecen confusos, sueñan despiertos, presentan falta de energía, pobre producción de sus trabajos, se muestran somnolientos, tímidos y comenten muchos errores en las tareas escolares.

Características

ü Apariencia de somnolencia

ü Tendencia a soñar despierto.

ü Su estado de alerta es fluctuante.

ü Hipoactividad o falta de energía

ü Pobre iniciativa

ü Letargo

ü Dificultades en la auto-organización y resolución de problemas.

ü Falta de iniciativa, motivación y/o apatía

ü Bajo rendimiento académico

El tempo cognitivo lento no es un trastorno o un término descriptivo formalizado, muchos de estos niños son diagnosticados con TDAH con presentación predominante con falta de atención (en base al DSM5). En las recientes investigaciones proponen el #SCT como un conjunto de síntomas distintos del TDAH, indicando que los niños con #TDA

presentan más dificultades en las funciones ejecutivas que los niños con #SCT porque estos muestran un leve déficit en la organización. También lo relacionan con la velocidad de procesamiento lenta, recordemos que la velocidad de procesamiento se relaciona con el tiempo que le toma a una persona realizar una tarea. Los niños con #SCT presentan dificultades en la memoria espacial, pero no con el tiempo de reacción y de memoria verbal.

Además, el #SCT está asociado con la región prefrontal del cerebro y se debe a una absorción lenta de los neurotransmisores como la dopamina y norepinefrina.

¿Qué podemos hacer?

ü Lo primero que podemos hacer es una evaluación de Psicología clínica o Neuropsicología.

ü Tener el espacio de trabajo ordenado y organizado.

ü Mantener constante comunicación con el maestro.

ü Solicitar al colegio más tiempo para que pueda terminarlas actividades escolares.

ü Dar las instrucciones de manera escrita y con un tono de voz adecuado.

Señores está de más indicarle que este y otros artículos de internet no sustituyen al profesional idóneo que realiza una evaluación clínica. Consideremos tomarlo como referencia para solicitar el apoyo apropiado.

Los niños con #STC necesitan de adecuaciones curriculares y sobre todo de tratamiento, porque tienden a ser ansiosos y no comprenden porque no pueden rendir al ritmo de sus compañeros.

Procrastinación Académica

 

La procrastinación es un comportamiento que se conoce como retrasar de forma voluntaria la realización de actividades que deben ser entregadas en un momento determinado, lo que conocemos como “dejar todo para última hora”.

En el ambiente académico es aplazar las actividades escolares por otras más entretenidas y menos importantes, como por ejemplo “tengo una tarea para mañana, voy a  jugar videojuegos y en la noche la realizo, pero al llegar la noche todavía no sabemos, ni cómo empezar”.

Esta conducta refleja un desequilibrio en los hábitos personales muy relacionada con la capacidad de organización y administración del tiempo (trabajo- ocio).  Además de baja auto-eficacia y baja auto-competencia que son características muy relacionadas con una baja autoestima, porque una persona que no se siente lo suficientemente apta para realizar satisfactoriamente una tarea tiende a procrastinar las actividades, para no evidenciar su desempeño.

Tenemos que tener cuidado con la procrastinación, porque puede iniciar como una conducta y convertirse en un hábito, que puede traer consecuencias en nuestra vida emocional y académica.

¿Cómo podemos manejar la procrastinación?

La organización del tiempo es fundamental, podríamos realizar una lista de tareas diarias, semanales y mensuales, indicando el grado de importancia de cada actividad, así podemos organizarnos de forma equilibrada y tener tiempo para el ocio.

Podemos utilizar la técnica de “pomodoro” (es un método para la administración del tiempo desarrollado por Francesco Cirillo a fines de los años 1980) que consiste en dividir una tarea en pequeños bloques de trabajo y descanso, es decir 20 o 30 minutos de tareas y 5 o 10 de descanso. Por ejemplo podemos hacer un ensayo en dos o tres bloques.

El aplazar las actividades escolares, nos puede cerrar puertas para nuestro futuro, no debemos desesperarnos, pero si impulsarnos  dar inicio para las actividades que podemos estar procrastinando en estos momentos. Así que debemos aprender a valorar las actividades que nos ayudaran a construir nuestro proyecto de vida.

Procrastinación Académica

 

La procrastinación es un comportamiento que se conoce como retrasar de forma voluntaria la realización de actividades que deben ser entregadas en un momento determinado, lo que conocemos como “dejar todo para última hora”.

En el ambiente académico es aplazar las actividades escolares por otras más entretenidas y menos importantes, como por ejemplo “tengo una tarea para mañana, voy a  jugar videojuegos y en la noche la realizo, pero al llegar la noche todavía no sabemos, ni cómo empezar”.

Esta conducta refleja un desequilibrio en los hábitos personales muy relacionada con la capacidad de organización y administración del tiempo (trabajo- ocio).  Además de baja auto-eficacia y baja auto-competencia que son características muy relacionadas con una baja autoestima, porque una persona que no se siente lo suficientemente apta para realizar satisfactoriamente una tarea tiende a procrastinar las actividades, para no evidenciar su desempeño.

Tenemos que tener cuidado con la procrastinación, porque puede iniciar como una conducta y convertirse en un hábito, que puede traer consecuencias en nuestra vida emocional y académica.

¿Cómo podemos manejar la procrastinación?

La organización del tiempo es fundamental, podríamos realizar una lista de tareas diarias, semanales y mensuales, indicando el grado de importancia de cada actividad, así podemos organizarnos de forma equilibrada y tener tiempo para el ocio.

Podemos utilizar la técnica de “pomodoro” (es un método para la administración del tiempo desarrollado por Francesco Cirillo a fines de los años 1980) que consiste en dividir una tarea en pequeños bloques de trabajo y descanso, es decir 20 o 30 minutos de tareas y 5 o 10 de descanso. Por ejemplo podemos hacer un ensayo en dos o tres bloques.

El aplazar las actividades escolares, nos puede cerrar puertas para nuestro futuro, no debemos desesperarnos, pero si impulsarnos  dar inicio para las actividades que podemos estar procrastinando en estos momentos. Así que debemos aprender a valorar las actividades que nos ayudaran a construir nuestro proyecto de vida.

¿Cómo defenderse sin agredir?

 

A veces pensamos que ante una agresión física, nuestros hijos sólo tienen dos caminos: defenderse o dejarse.

¡SI TE PEGAN, PEGA!

Cómo padres, nos irrita, angustia y nos hace sentir impotentes, el hecho de no poder estar allí para solucionar una agresión contra nuestro hijo. Es cierto que a veces no sabemos cómo reaccionar y en algunas ocasiones hasta le decimos a nuestros hijos, “si te pegan, pega”.

Cuando instruimos a nuestros hijos, debemos estar conscientes de que nosotros somos una autoridad y un ejemplo para ellos.  ¿Ha pensado usted, cómo se sentirá un niño o niña a quien sus padres presionan para que responda a una agresión y él sencillamente no sabe cómo hacerlo o siente temor? Decir que el niño siente temor, aclaro, no quiere decir que nuestro hijo sea un cobarde, sino que no sabe cómo buscar otra solución que no involucre golpes ni agresión, porque él sabe cómo duelen los golpes y así como no los quiere para él mismo, tampoco los quiere para otros.

Pensemos: si usted va manejando y le chocan su carro, ¿su reacción sería chocar al que lo hizo? ¿Verdad que esa no es la solución? Si lo fuera, ¿cuándo terminaría ese asunto? Lo mismo pasa en la situación anterior; si instruimos al niño: “si te pegan, pega”, entonces ¿cuándo acabará la agresividad? ¿Cuándo dejarán de pegarse los estudiantes?

Hay chicos que no se sienten con las facultades físicas o la capacidad para poder defenderse de un ataque físico; si saben que existen alternativas y que no es necesario usar la fuerza o saber pelear para defenderse, podrán manejar la situación y defenderse usando la inteligencia emocional.

CONFLICTOS

Cuando escuchamos la palabra conflicto o problema, nuestro pensamiento enseguida va a lo negativo. Sin embargo, un conflicto puede entenderse como una oportunidad de aprendizaje y todo aprendizaje es positivo. El conflicto nos ofrece la oportunidad para aprender habilidades sociales, negociación, empatía, valores, toma de decisiones y sobre todo, escucha activa.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Como padres, somos el ejemplo vivo cotidianamente, somos de quién nuestros hijos aprenden a resolver sus conflictos y situaciones especiales, por eso padres dejen que sus hijos los vean en los mejores momentos y en los no tan buenos, porque así comprenderán que en la vida también hay situaciones que involucran un poco más de nosotros.

He aquí algunas recomendaciones que podrán ser de gran ayuda en situaciones difíciles o conflictivas:

  • Evite gritar o insultar. Hablar en un tono de voz adecuado.
  • Trate de mantener la calma, aunque sea difícil, es conveniente. En la calma podemos actuar más objetivamente.
  • Evalúe las posibles consecuencias.
  • Piense en varias alternativas.
  • Simule situaciones en el hogar, que le permita practicar soluciones ante situaciones difíciles.

Como padres debemos saber escuchar, apoyar, y comprender a nuestros hijos.

Recuerden que incentivarlos a resolver los problemas con golpes, solo traerá más golpes.

Ver más: http://psicdv.com/como-defenderse-sin-agredir/#sthash.gahiF3ej.dpuf

 ¿Cuándo mi hijo debe estudiar solo?

 

 

Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo clínico de niños y adolescentes

Email: dvillarreal@ija.edu.pa

La mamá de Marcos pasó su verano entre cursos de Física, Química y Matemáticas por la sencilla razón de que su hijo ingresará al décimo grado.

Muchos padres estudian con sus hijos y esto se vuelve un hábito que crea dependencia… padres y madres me consultan: “¿Cuándo debe ser el momento de que mi hijo estudie solo?”

¡YA! Sí; ahora es el momento para que su hijo estudie solo, pues no es aconsejable estudiar por ellos, hacerle las tareas, ni ser agentes indispensables en las rutinas de los hijos.  Los padres deben ser agentes auxiliares, es decir, desarrollar y reforzar hábitos de estudios, por ejemplo recordarles que tienen que hacer sus tareas y que deben estudiar.

En ocasiones, como padres, desarrollamos hábitos en nuestros hijos que los hacen dependientes de nosotros.

Algunos indicadores de dependencia en el estudio son:

  • Esperar a que lleguemos del trabajo para estudiar con nosotros.
  • Hacer la tarea solamente con nuestra supervisión.
  • Falta de iniciativa o no saben por donde empezar.
  • Esperar nuestras indicaciones sobre lo que tienen que hacer y como hacerlo.
  • Necesidad de llamarles la atención constantemente, para que no se desatraigan de sus deberes.

Muchos padres argumentan que prefieren estudiar con sus hijos, porque así ellos pueden garantizar un rendimiento académico alto y, sobre todo, para que sean del cuadro de honor.

La pregunta es ¿de quién es el logro? Recordemos que estamos preparando a nuestros hijos para habilidades esenciales que los ayudarán en su vida futura.

El niño que aprende a estudiar solo será más autodependiente y capaz de resolver conflictos de una manera más dinámica y favorable.

¿Qué hacer?

Lo primordial debe ser acompañar a nuestros hijos a desarrollar el hábito de estudio; digo acompañarlos, no llevarlos de la mano.

Si su hijo está acostumbrado a estudiar con usted y este año desea ver cambios significativos, tenga presente que este es un proceso que requerirá de técnicas y herramientas necesarias para el aprendizaje.

Vamos a delimitar algunos pasos:

  • Fije un horario de estudio (trabajo / descanso). El horario debe permitir hacer una pausa cada dos actividades.
  • Busque el espacio ideal: una zona confortable, iluminada y sin agentes distractores.
  • Revise la lista de tareas y deberes; marque las que su hijo puede hacer solo.
  • En algunos centros educativos manejan agendas computarizadas. Enséñele a su hijo a revisar la agenda digital.

Nuestros hijos pueden iniciar con las actividades que pueden realizar solos y posteriormente con las que necesitan ayuda (guía) de sus padres.

Deje que los niños y jóvenes estudien solos. Esta es una de las mejores maneras de demostrarles que confiamos en ellos y en sus capacidades, además de brindarles independencia que será necesaria en su crecimiento personal.

Enseñar un hábito conlleva crear rutinas y ser persistentes. No desista.

Es obvio que llegar agotados del trabajo y estudiar con nuestros hijos, en muchas ocasiones representa una fuente de estrés, por tal razón, debemos considerar la ayuda de un profesional especializado que pueda guiarlos y enseñarles técnicas que les permitan responsabilizarse por sus actividades escolares.   

 ALTAS CAPACIDADES

 

Por: Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo clínico de niños y adolescentes

A mi consulta llegó una referencia que leía: “necesitamos conocer el C.I. de la menor para admitir su ingreso a primer grado”.

Entrevistando a los padres, me percato que la niña cumple en noviembre la edad requerida para el primer grado (6 años) por nuestro sistema educativo. Con base en los estatutos del Ministerio de Educación, los niños deben cumplir la edad requerida antes del primer día de clases (finales de febrero o inicios de marzo);  algunos colegios les dan un rango de días o meses después del inicio del año escolar.

Últimamente he notado mucho interés de los padres en asegurar que sus niños son “superdotados”, o sea, dentro de las altas capacidades intelectuales.  La verdad es que los familiares deben comprender que sencillamente todos los niños son diferentes y especiales.

Desde que Lewis Terman  aplicó la Escala de Inteligencia Stanford- Binet en los Estados Unidos alrededor de 1916, se le atribuye como pionero en la investigación de los superdotados, manifestando que eran individuos con un C.I. mayor de 130. Actualmente se utiliza el término “altas capacidades intelectuales” o sencillamente “altas capacidades”. Monterde Mainar en su libro “Los alumnos superdotados” aclara algunos conceptos que por ser de interés, les comparto:

El superdotado posee un nivel de rendimiento intelectual superior al resto del grupo de su edad y aprende con facilidad cualquier materia.

El talentoso posee una habilidad excepcional en un área o áreas concretas. Se caracteriza por su competencia específica y es la misma la que lo hace sobresalir en la escuela.

El precoz se caracteriza por ser prematuro para lograr una habilidad o aptitud concreta a diferencia de los otros.

DENTRO DE LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS NIÑOS CON ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES, TENEMOS:

  • Desarrollan habilidades de manera precoz, es decir pueden realizar actividades superiores en comparación con el resto del grupo de su edad.
  • Poseen buen ritmo de aprendizaje, es decir, aprenden muy rápido.
  • Se distinguen por ser curiosos, activos y dentro del aula de clases preguntan constantemente.
  • Sus intereses son muy variados, al mostrar interés en un área, se dedican con mucha motivación y esfuerzo a investigar y adquirir información, para conocer más.
  • Su lenguaje expresivo y comprensivo es bueno, pueden entender ideas abstractas con facilidad.
  • Son muy observadores, creativos y/u originales.
  • Manifiestan habilidades superiores para el razonamiento, comprensión y sobre todo en las operaciones de pensamiento.
  • Pueden ser impulsivos e inquietos cuando quieren expresar su punto de vista o cuestionamiento en clases.
  • Suelen ser detallistas, perfeccionistas e involucrarse con mucha motivación en las actividades que les interesa.
  • Tienden a escoger amistades de más edad o interactuar con adultos.
  • Pueden adaptarse fácilmente al entorno, pero cuando perciben que son etiquetados, podrían presentar dificultades en las habilidades sociales.

ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES EN EL AMBIENTE ESCOLAR

Los padres con hijos con altas capacidades intelectuales, muchas veces desean que su hijo se adelante de grado. Anteriormente en nuestro país, un estudiante con un excelente rendimiento académico, realizaba el famoso “salto” de grado, pero actualmente, los estudios indican que los niños necesitan estar con su grupo de edad, para desarrollar sus habilidades sociales y emociones.

Los estudiantes con altas capacidades intelectuales son parte de la diversidad, por ello, quienes estamos a favor de ella, como profesionales, debemos realizar las “adecuaciones curriculares” para aprovechar al máximo sus destrezas y habilidades.

Cuando inicié mi práctica privada recomendaba que pudieran ser apoyo de los docentes, ya que con sus capacidades y habilidades de comprensión, podrían apoyar a otros estudiantes. Pero luego, algunos regresaban a mi consulta manifestando: “el maestro cree que yo soy otro maestro”. Hago la aclaración de que pueden ser un apoyo en la clase, pero no un docente más, ni ser utilizados como secretarios constantes dentro del proceso de enseñanza- aprendizaje.

Los estudiantes con altas capacidades intelectuales, tienen muchas habilidades que necesitamos conocer tempranamente con las evaluaciones psicológicas y académicas necesarias, para poder atender la diversidad de sus habilidades.  Etiquetarlos puede hacer que ellos se sientan incómodos en la escuela y muestren conductas poco adecuadas. Recordemos que los niños no necesitan etiquetas y no son soldaditos que deben estar solamente sentados en una silla dentro del salón de clases para lograr aprender. Cada estudiante tiene su propio ritmo de aprendizaje y como profesionales debemos conocerlos, para brindarles la atención individualizada que necesitan. Además hay que tener siempre presente que, “los niños sencillamente son niños”.[1]

[1] http://psicdv.com/altas-capacidades-intelectuales/#sthash.xGyUVpn0.dpuf

¿Cómo saber si mi hijo sufre trastornos de aprendizaje?

Fuentewww.guiainfantil.com

Muchos padres se preguntan, ¿cómo saber si mi hijo tiene dificultad de aprendizaje?  Los padres debemos estar atentos a algunas señales de alerta que pueden hacernos  sospechar que nuestros hijos tienen algún tipo de problema de aprendizaje. Veamos qué hacer para corregirlos.

Cuando un niño empieza a traer malos resultados del colegio, los resultados no siempre tienen que estar asociados con su comportamiento o con que el niño sea distraído o despistado. A veces es un síntoma de que presenta algún problema de aprendizaje como la dislexia, la discalculia (dificultades en las matemáticas o cálculos) o la disgrafía.

Lo esencial en estos casos es detectar cuanto antes si el bajo rendimiento escolar es consecuencia de algún problema mayor, tal como un trastorno de aprendizaje.

A qué señales debemos estar atentos:

  • Si su hijo abusa de contar con los dedos, ayúdale a que haga el cálculo mental haciendo que calcule, por ejemplo, el vuelto de la compra en la tiendita o el supermercado. Si con el tiempo no mejora y, además, confunde los signos matemáticos, es probable que tenga un problema como la discalculia (dificultad para aprender los principios del cálculo originada por un problema cerebral que dificulta el uso del sistema simbólico).
  • Si su niño tiene problemas para deletrear palabras, póngalo a prueba pidiéndole que deletree palabras de ocho (8) letras, luego de siete (7) y así sucesivamente. Si observa que le cuesta en exceso deletrear, que confunde determinadas letras al leer y que no se atreve a leer en voz alta, es posible que se trate de un trastorno de dislexia.
  • Si su hijo no le hace caso y repite constantemente una actitud, aunque usted ya le haya regañado y corregido por ella, estos pueden ser indicadores de un trastorno del aprendizaje que muchas veces son propios de un diagnostico diferencial con TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad).  Por eso es importante acudir a un especialista para abordar el caso del niño de forma multidisciplinar y ayudarle a controlar sus impulsos.
  • Si a su hijo le cuesta concentrarse en una tarea y no piensa antes de actuar, es posible que sea un caso de TDAH o trastorno de aprendizaje. De nuevo, lo mejor es que usted lo lleve a un especialista para manejar el caso de manera adecuada y sobre todo conocer el apoyo que como padres debemos realizar, por ejemplo: ayudarlos en las tareas, buscar un tutor, recordarle entregar los trabajos, entre otros.
  • Antes de que el niño haya cumplido los ocho (8) años, todavía está aprendiendo a leer y escribir, así que lo que puede parecerle probable síntoma de dislexia o disgrafía, no debe preocuparle; es normal que leer y escribir le cueste. El niño de menos de 8 años aún está aprendiendo a leer y escribir y es normal que le cueste. Sin embargo, si usted observa que se hace mayor y sigue confundiendo letras y números, es probable que entonces sí que padezca alguno de estos trastornos.

Los trastornos del aprendizaje escolar constituyen un conjunto de problemas que interfieren significativamente con el rendimiento en la escuela, dificultando el adecuado progreso del estudiante y la consecución de las metas marcadas en los distintos planes educativos.

Estos trastornos surgen de alteraciones de los procesos cognoscitivos y son mucho más frecuentes en niños que en niñas. Los más habituales son los que hacen referencia a la adquisición de la lectura (dislexia), a la escritura o al cálculo.

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) especifica que el diagnóstico debe ser hecho por un profesional y que para efectuar el diagnostico deben existir déficits específicos del rendimiento escolar, siempre que éstos no sean consecuencia de problemas neurológicos importantes, discapacidad visual o auditiva sin corregir, retraso mental o alteraciones emocionales.

 

Trastorno del desarrollo intelectual, antes llamado retraso mental

Por Dimas E. Villarreal P.

Psicólogo Clínico de niños y adolescentes

Sentado en la sala de espera de un colegio, escucho esta conversación:

Secretaria: “ese niño es como medio retrasado”.

Maestra: “el psicólogo dijo que su inteligencia es baja, además en el salón no hace nada; ni copia”.

Secretaria: “es que se nota”.

Idiotismo, oligofrénicos, bruto, lento aprendizaje, son algunas de las etiquetas que se han utilizado a través de los años para describir a los niños con esta particularidad. En la versión anterior del Manual de Diagnósticos Estadísticos de los Trastornos Mentales texto revisado, se utilizaba el término “Retraso Mental”. En la versión 5 del mismo Manual, a partir del 2013, se denomina “discapacidad intelectual” o “trastorno del desarrollo intelectual”.

“Recordemos: un niño es más que un coeficiente intelectual”.

Las versiones anteriores de este manual y la actualizada, detallan claramente que para poder diagnosticar a un niño, adolescente o adulto con discapacidad intelectual, debe cumplir con tres criterios indispensables:

  • Dificultad en la capacidad de razonamiento, resolución de problemas, juicio, entre otras funciones intelectuales, argumentadas por una evaluación clínica y examen de inteligencia.
  • En ocasiones, se les hace difícil cumplir con los parámetros sociales, culturales para la autonomía personal y responsabilidad social.
  • Estas deficiencias inician durante el desarrollo.

Escala de gravedad de la discapacidad intelectual:

  • Leve: poseen un coeficiente intelectual de 69 a 50. En la edad escolar se observan dificultades en el aprendizaje de aptitudes académicas relativas a la lecto-escritura y matemática. Pueden ser tercos como forma de reaccionar a su limitada capacidad de análisis y razonamiento. En algunos casos, se dejan llevar por la presión de grupo.
  • Moderado: el rango del coeficiente intelectual es de 49 a 35. Las dificultades se observan en comparación con otros chicos de su edad. El progreso de sus habilidades académicas se nota poco a poco. Presentan movimientos involuntarios de su cuerpo y pueden aparecer rabietas. Les gusta reclamar la atención y afectos de los adultos.
  • Grave: el coeficiente intelectual está dentro del intervalo de 34 a 20; presentan dificultades para comprender el lenguaje escrito y hablado; los padres y maestros deben proporcionar un grado de apoyo en la resolución de conflictos durante la vida cotidiana. En los aspectos conductuales presentan crisis de cóleras y por su falta de razonamiento, pueden llegar a autolesionarse.
  • Profundo: su coeficiente intelectual es menor de 20, sus habilidades implican el mundo físico más que procesos simbólicos, sus aprendizajes se basan más en el cuidado de sí mismo y desarrollo de habilidades. Son casos muy reducidos y por lo general son acompañados de otros trastornos o síndromes, en muchas ocasiones orgánicos.

Muchas son las investigaciones que se realizan para conocer las causas. Dentro de las más significativas podemos conocer: uso de drogas durante el embarazo, intentos de aborto, complicaciones durante el parto, baja alimentación, genéticas, entre otras.

¿Qué podemos hacer?

  • Brindarles estimulación temprana desde los primeros años.
  • Brindar las herramientas adecuadas, para que puedan integrarse a las normas sociales, culturales y morales.
  • El sistema educativo debe brindar el apoyo dentro del programa de necesidades educativas especiales y/o discapacidad.
  • Los tutores son una alternativa muy viable en este proceso.
  • Cursos o actividades de artes, música y bailes.
  • Los objetivos de los tratamientos se concentrarán en las áreas: motora, cognitiva, lenguaje y socio-personal.
  • Reforzar la convivencia y habilidades sociales.

Finalmente, el apoyo de los padres, madres y miembros de la dinámica familiar, es indispensable durante el desarrollo de estos niños y adolescentes. Así y con nuestra ayuda ellos podrán convivir con su ambiente social y asumir responsabilidades propias de la vida cotidiana; logrando el desarrollo de su autonomía, sus capacidades y habilidades personales, para una calidad de vida adecuada en su presente y futuro.