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Category: Semblanzas

“La generación que se levanta es el tierno vástago que puede cultivarse a nuestro placer, y en que puede y debe fundarse la esperanza de la Patria.”

JUSTO AROSEMENA

La historia de Panamá considera al Dr. Justo Arosemena como el más representativo de los panameños en la forja de nuestra nacionalidad y el más alto exponente en la defensa de los intereses istmeños.

Nació en la ciudad de Panamá el 9 de agosto de 1817.  Descendiente de una honorable familia que ha dado a nuestro país talentos fecundos, Justo Arosemena nació del hogar formado por don Mariano Arosemena, prócer de la independencia, y doña Dolores Quesada.

Justo Arosemena obtuvo su grado de doctor en Derecho en 1838. En 1840 hizo viaje a los Estados Unidos con el objeto de publicar en aquel país un libro sobre ciencias morales y políticas; dos años después estuvo en Perú. A fines de 1845 fue a Bogotá, en donde desempeñó durante tres años una jefatura de sección en el Ministerio de Relaciones Exteriores, y ascendió luego a subsecretario del mismo ramo; desempeñó también las funciones de ministro. Concurrió como diputado al Congreso de 1852 y dos años más tarde, fue secretario del general Pedro Alcántara Herrán, general en jefe del Ejército que tomó a Bogotá el 4 de diciembre de 1854 y desde esa fecha hasta 1857 se contó entre los senadores de la República de Colombia.

Nombrado en 1860 enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Colombia en el Perú, Chile, Bolivia, Nicaragua, San Salvador y Costa Rica, el gobierno le remitió los poderes para que representase a su país en el congreso americano que se reunió en Lima en 1864. Posteriormente, fue ministro de la República en Francia e Inglaterra, en los Estados Unidos y en Venezuela. Sus trabajos como escritor son los siguientes: Apuntamientos para la introducción a las ciencias morales y políticas; Examen sobre la franca comunicación entre los dos océanos por el Istmo de Panamá; Principios de moral política; Estado federal de Panamá; Código de moral; Apelación al buen sentido y a la conciencia pública; El convenio de Colón; Proyecto de tratado para fundar una liga suramericana; El matrimonio ante la ley; y Estudios constitucionales sobre los gobiernos de la América Latina.

Forjador infatigable de nuestra nacionalidad, Justo Arosemena exhibió un alto grado de intelectualidad, rica capacidad creadora y visión patriótica, atributos no comunes en los hombres.  Su obra, su pensamiento y la trayectoria de sus ideas lo ubican a la altura de los grandes hombres que han sido adalides de sus pueblos y ejemplos para las generaciones que le prosiguen.

En el Senado actuó con tenacidad para lograr la aprobación de un conjunto de códigos que eran un cuerpo de legislación positiva para erradicar del país el influjo jurídico colonial.  En 1856, don Justo criticó la cláusula XXXV del tratado Mallarino-Bidlack por ser fuente permanente de controversias entre Colombia y los Estados Unidos. Mantuvo latente el principio de que el Istmo de Panamá tenía el mismo derecho para separarse de la Nueva Granada, como el que tuvo al independizarse de España.  Don Justo fue el redactor del borrador de las clausulas inherentes al Convenio de Colón, el cual firmó don Santiago de la Guardia.

Don Justo Arosemena fue un opositor permanente a la llamada doctrina Monroe y presentó un proyecto de tratado para lograr despertar un mayor grado de amistad fraternal entre las naciones hispanoamericanas. En 1870 firma el Tratado Arosemena, Sanchez-Huribut, para la construcción de un canal interoceánico por el Istmo, pero el Senado de los Estados Unidos lo rechazó.

Don Justo Arosemena fue un luchador por las causas justas: actuó para que Inglaterra influyera sobre España con el fin de lograr la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico; en 1984 redacta un decreto regularizando el servicio de jornaleros, con criterio novedoso y humano; se manifiesta con relación al trabajo de las mujeres y los menores de edad, a las huelgas, a los accidentes de trabajo; redactó un proyecto de ley sobre derecho de policía con criterio avanzado y visión social.

Sólo las escuelas que llevan su nombre y que constituyen su sello de orgullo y distinción, la Asamblea Nacional y el Colegio Nacional de Abogados se han caracterizado por rendirle los honores y reconocer los meritos que en vida distinguieron al doctor Justo Arosemena.  Elevar su imagen destacando sus virtudes es una necesidad imperiosa a nivel nacional, porque no podemos bajo ninguna circunstancia marginar a los hombres que han hecho Patria y que se han proyectado internacionalmente por su obra ejemplarizante.

Don Justo Arosemena murió en la ciudad de Colón el 23 de febrero de 1896.